martes, 27 de agosto de 2013

Mi palabra.


 

 

Mi palabra

 

En una subasta de palabras, me quedé con una. Volviendo a casa la cargué en el bolsillo y pensé en dónde acomodarla. Mientras la miraba me di cuenta que no “iba” en ningún lado y con bronca la tiré contra la pared.

Su lloriqueo me conmovió; la agarré de una pata y la acomodé lo mejor que pude, aunque tras el golpe había quedado algo deformada.

Por fin encontré un lugar donde dejarla: imantada a mi heladera; pero llegado el invierno fue demasiado el  frío en su espalda y no lo pudo resistir. Durante noches enteras no dormí por escucharla y abrigarla.

Una vez repuesta comenzó a tener una presencia asombrosa en mi vida, al punto tal que, apenas yo llegaba del trabajo la buscaba y mi ansiedad no disminuía hasta saber su paradero. Luego me echaba sobre el sofá mientras ella se acomodaba sobre la punta de uno de mis zapatos y me daba charla por horas.

Un día mi palabra  comenzó a transformarse; pensé que podía ser consecuencia de aquel  viejo golpe. Su actitud comenzó a asustarme. Tomó posesión de todas mis pertenencias, tuvo momentos de violencia y otros de exagerada ironía.

Fuera de mi casa empecé a tramar la manera de sacarme a esa palabra de encima.

Creo que presintió todo; porque una noche, sin decir palabra, me miró fijo, se calzó mis zapatos y se fue.

                                                                                                                                                                                         
Concurso literario 2012-
segundo premio categoría cuento.
Primer encuentro de Arte y Literatura de Alte. Brown-
                                                                                            


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