Me
zambullí,rompiendo el espejo que me
reflejaba; partí en añicos, el cielo que cuida mis espaldas y nadé profundo
hasta lo oscuro, para llorar donde no se ven las lágrimas.
Todos
tenemos nuestra tragedia escrita y sabemos que algún día la representaremos,
solo que improvisamos el guión porque nadie nos alcanza antes el libreto.