Soñé que era de cera.
Me habían
moldeado en forma detallista y minuciosa.
En su obsesión por hacerme perfecta
comenzaron a molestarme sus manos.
Entonces soñé con el fuego.
Y fue
simple: prendí un cigarro y disfruté su brasa. Cuando él volvió a tocarme estaba
derretida.